Si bien el futuro de la automoción, de las autoescuelas y de otros sectores es incierto, Google y su coche autónomo nos permiten entrever la revolución que está por venir. Tras superar con éxito los requisitos impuestos por la DMV (organismo similar a nuestra DGT), los de Mountain View esperan que su gama de automóviles sin conductor circule por las carreteras de todo el mundo para 2020, una fecha cercana de por sí, que podría adelantarse a tenor del gran interés que están suscitando. Sin embargo, las implicaciones éticas y la ruina que produciría en determinados sectores son algunos de los problemas que conlleva. ¿Qué sería de las autoescuelas, por ejemplo?

Desde luego, es una realidad difícil de aceptar. Años atrás nadie podía imaginar que la mayor revolución del siglo XXI llegaría de la mano del buscador más utilizado por los internautas. Tras una década de desarrollo, el ‘Google driverless car’ o automóvil sin conductor ha recibido el visto bueno de la agencia de tráfico de EEUU para ‘asaltar’ las vías urbanas, dado que hasta el momento todos los test se efectuaban en entornos privados.

Para conseguir esta victoria, los responsables del proyecto han realizado una inversión de tiempo, dinero y talento difíciles de cuantificar. De acuerdo a los informes, sus ocho unidades autónomas (instaladas en unToyota Prius, un Audi TT y un Lexus RX450) han recorrido una media de 16 mil kilómetros a la semana, registrando únicamente 11 accidentes de tráfico en un lapso de seis años. Estas incidencias, además, han sido calificadas como leves, siendo la causa de las mismas ajena a la tecnología de sensores y cámaras de los vehículos.

Así las cosas, este mismo verano la multinacional norteamericana pondrá en circulación 25 prototipos en el estado de California, sin que ninguno de ellos pueda exceder los 40 Km/h. Al margen de las apariencias, Google no es la única empresa interesada en este novedoso mercado. Desde Volkswagen llevan años desarrollando el HAVEit, un piloto automático temporal; algo menos ambicioso es la iniciativa SARTRE de Volvo, en contraposición al proyecto AdaptIVe, donde colaboran nada menos que 29 empresas. A ninguna de ellas, sin embargo, parecen inquietar las consecuencias de lo que están orquestando.

Efectos devastadores para las autoescuelas, el transporte y otros sectores

Pese a sus múltiples ventajas asociadas —mayor seguridad, ahorro económico, más tiempo para nosotros, adiós a los atascos, etc—, la conducción ‘automatizada’ asestará un duro golpe a un buen número de sectores que dependen de la figura del conductor o de su desempeño al volante. Los servicios de taxis, de chóferes o el sector transporte entrarían en una nueva era, donde el empleado tradicional pasaría a representar una amenaza en dos sentidos: de cara al público, ante la posibilidad de errores y situaciones de riesgo; y a la misma empresa, dado que el rendimiento y la productividad descenderían notablemente.

Otro de los grandes afectados serían las autoescuelas, que prácticamente desaparecerían en pocos años o buscarían alternativas en otros nichos. Y es que el desenvolvimiento de la conducción, así como el aprendizaje del código de circulación, quedarían obsoletos. En el mejor de los casos, la educación vial que se proponen implantar en las escuelas, sería relegada a las aulas, con una reducción sustancial de sus contenidos. La señalización, por descontado, se esfumaría no sólo de las páginas del temario sino también del territorio español. ¿Y qué sería del equipo humano que desempeña estas funciones? Taxistas, examinadores, etc., correrían la misma suerte.

Con todo, el proyecto sigue su curso , y ya empiezan a pronunciarse voces de importancia al respecto. Alex Padill ha sido uno de los primeros. «La gran mayoría de los accidentes de vehículos se deben a errores humanos», ha señalado el senador de California, que se posiciona claramente a favor de los «ordenadores, sensores y otros sistemas» en las carreteras. Sin ningún género de dudas, estamos ante el gran debate de nuestro siglo. ¿Y tú, qué opinas del coche autónomo?, ¿dirías que el progreso justifica esta sangría de profesionales? ¡Compártelo con nosotros!