De acuerdo a los últimos estudios, ponerse al volante 17 horas después de haberse despertado equivale conducir con una tasa de alcohol de 0.5. Y es que la somnolencia reduce nuestras capacidades motoras de forma alarmante, siendo la segunda causa de accidente en España y el responsable de un 20% de los siniestros con víctimas mortales, según la DGT. Así las cosas, te recomendamos hacer descansos regulares, evitar los medicamentos contraindicados y renunciar a los horarios menos favorables, entre otras buenas prácticas que te ayudarán a mantenerte despierto y alerta.

No hay enemigo chico en cuestiones viales, y la somnolencia, una amenaza invisible en nuestras carreteras, es el mejor ejemplo. Los accidentes por conducción cansada o desatenta se producen a velocidades elevadas y con frecuencia son choques frontales, donde la reacción de la víctima brilla por su ausencia. ¿Qué podemos hacer para remediarlos?

Encuentra tu momento. Como es natural, la rutina ejerce una influencia capital en nuestra seguridad al volante, ya que viajar después de una larga jornada laboral o después del almuerzo u otra comida abundante reduce considerablemente nuestras capacidades motoras. Así pues, de 2 a 4 de la tarde y de 3 a 5 de la madrugada conviene darle al organismo su merecido descanso, en lugar de arriesgarse a sufrir situaciones de conflicto en carretera.

Periodos cortos de descanso. Informes del Observatorio Español de Conductores aseguran que más del 14% de los automovilistas conducen sin detenerse en centros de servicio ni gasolineras, lo que da una oportunidad al cansancio. Para aquellos conductores que deban desplazarse durante jornadas enteras sin remedio, es importante hacer una pausa de 30 minutos cada 200 km o cada dos horas. Durante este descanso aprovecharemos para refrescarnos, ingerir algún ‘snack’ o aperitivo y —sobretodo— hidratarnos a conciencia consumiendo agua o refrescos, dado que la deshidratación es otro de los factores causantes de accidentes, como ya mencionamos en este post.

No subestimes los síntomas. La sensación de fatiga, el picor de ojos, la pérdida de visión o la percepción borrosa del entorno, entre otros, son síntomas inequívocos de somnolencia, que mellan nuestra capacidad de atención y amenazan con enviarnos a un sueño profundo… a 200 km/h por autopista. Por lo tanto, no los subestimes y actúa con responsabilidad.

Precaución con los medicamentos. Determinados fármacos producen agotamiento o son incompatibles con la conducción (los antiestamínicos, los antidepresivos, etc.), por lo que debes consultar a tu médico o evitar directamente aquellos medicamentos con el siguiente pictograma: un triángulo rojo con un coche en su interior.

Ventilación y temperatura del vehículo. También es importante airear la cabina y regular la temperatura, que deberá mantenerse entre los 20ºC y los 23ºC, ya que el exceso de calor reduce nuestra atención al volante y el exceso de frío puede inducirnos a estados de somnolencia.

Otros consejos útiles. Probablemente no lo creas pero mascar chicles y consumir caramelos agudizan nuestros sentidos y optimizan nuestra percepción, según la Universidad de Zaragoza. Durante la puesta y la salida del sol, además, conviene utilizar gafas de sol, dado que los molestos rayos solares aceleran la aparición de síntomas relacionados con el sueño.

Por otra parte, desaconsejamos el uso de medicamentos específicos para combatir la somnolencia, así como el abuso de bebidas y sustancias energizantes (café, Redbull, etc.) como medida para “engañar” al organismo y permanecer al volante más horas de lo recomendable. Con estos consejos, queda clara la importancia de dormir adecuadamente y los muchos peligros de su ausencia en carretera. ¿Y tú, qué opinas de estos tips?, ¿conduces o has conducido alguna vez en estado de cansancio? ¡Compártelo con nosotros!