Con la promesa de agilizar el tráfico y reducir los accidentes, las glorietas holandesas aterrizan en nuestro país como una especie de «mesías» de la seguridad vial, a pesar de los muchos quebraderos de cabeza que empieza a causar a la enseñanza en las autoescuelas. Y es que este tipo de intersección, que no figura en el reglamento, podría entrar en conflicto con las rotondas existentes, además de confundir a la población conductora y a los futuros noveles, a falta de un código de circulación actualizado que las contemple. Así pues, ¿cuál está siendo el impacto de las turborrotonas en España y en las autoescuelas?
Desde que Mallorca acogiera la primera rotonda en 1976, cientos de estas intersecciones se han incorporado a nuestros municipios, suscitando desde sus inicios un acalorado debate sobre su peligrosidad. Ahora, 40 años después, las glorietas ideadas por Lambertus Fortuijnen podrían suprimir sus inconvenientes con modificaciones orientadas a reducir el riesgo de siniestro por impacto lateral. En 1998 fueron introducidas en las carreteras holandesas, y hoy numerosas ciudades europeas las han abrazado, siendo el municipio de Grado, en Asturias, el primero en implementar turborrotondas en España.
En estas novedosas glorietas, cada carril guía al conductor hasta una única salida, sin que pueda cambiar una vez haya accedido a la rotonda. Esta simple limitación neutraliza los choques laterales y otorga una mayor fluidez a la circulación. Asimismo, y de acuerdo a los modelos de simulación, la turborrotona incrementaría la capacidad de las glorietas tradicionales un 30% y evitaría más de 6 mil accidentes al año. Unas perspectivas muy positivas, que contribuirán enormemente a la consecución de los ‘cero fallecidos’ en 2020. Te invitamos a ver su funcionamiento en detalle en esta simulación virtual, cortesía de la Royal Haskoning DHV:
Así pues, el uso de turborrotondas ofrece grandes beneficios para el tráfico, la circulación y la seguridad en España. Pero ¿cómo está afectando a la enseñanza en las autoescuelas?
Turborrotondas en España, invitado inesperado en la educación vial
Una de las primeras críticas que han despertado las turborrotondas en España es su denominación, incorrecta para una parte del sector de las autoescuelas. Considerando la línea continua que delimita el acceso a las salidas en las nuevas glorietas, no puede decirse que estemos ante rotondas propiamente dichas sino ante un tipo de intersección, más próximo al cruce que a la glorieta tradicional. Esta confusión podría tener efectos muy negativos sobre la circulación, pues su diseño y estructura no forman parte del reglamento establecido, y muchos conductores tienden a utilizar las glorietas holandesas como si fueran glorietas convencionales, con lo que la siniestralidad no se reduce en absoluto.
En líneas generales, el sector de la educación vial no siente malestar por lo novedoso del concepto sino por la precipitación y falta de previsión de la DGT a la hora de introducirlas. No hablamos únicamente de renovar el material didáctico para los aspirantes al carnet de conducir sino de instruir a la población conductora existente en el uso de las turborrotondas. Para cumplir con sus presupuestos (canalizar el tráfico de forma óptima y disminuir la accidentalidad), se hace necesaria una formación específica y urgente; de lo contrario, los embotellamientos y siniestros serán moneda corriente durante sus primeros años de vida.
Salvando algunos «peros», el uso de turborrotondas en España promete facilitar la labor de los profesores de autoescuela, pues estas intersecciones son bastante más fáciles de aprender que las rotondas al uso, responsables del 54% de los accidentes en 2015. Por si fuera poco, más del 75% de nuestros conductores ignora cómo deben circular correctamente por ellas, de acuerdo al informe del Centro de Estudios Ponle Freno-AXA. ¿Y tú, qué opinas de las turboglorietas?, ¿crees que reducirán la siniestralidad? ¡Compártelo con nosotros!