Para la mayoría de los españoles, el acto de sentarse al volante y conducir se encuentra tan integrado en su rutina como afeitarse o cepillarse los dientes. Sin embargo, un porcentaje significativo de los conductores percibe este acto como una pesadilla, especialmente tortuosa en días tempestuosos o de mucho tráfico. Este trastorno se ha dado en llamar amaxofobia, y miles de personas lo padecen en nuestro país. Si eres una de ellas, no te alarmes y toma buena nota de nuestros útiles consejos para perder el miedo a conducir.
La ansiedad es un problema tan extendido en nuestra sociedad como en el grueso de la población conductora. Sentir miedo o angustia a conducir de noche no es motivo de preocupación. Sin embargo, cuando ese miedo se manifiesta ante la sola perspectiva de ponerse al volante o de acompañar a otro conductor, entonces podemos hablar de amaxofobia (del griego ‘amaxos’ o carruaje y ‘fobia’), el pánico irracional a pilotar un vehículo o un ciclomotor.
Aunque pueda sorprender, sabemos bastante acerca de este enemigo invisible. Afecta mayoritariamente a personas de entre 30 y 40 años, siendo la mujer más susceptible de padecer este trastorno, según el Instituto MAPFRE de Seguridad Vial. Esta patología está presente en un 33% de los automovilistas, un 64% de los cuales son mujeres, mientras que sólo un 36% son barones. Entre sus síntomas más comunes reconocemos la sudoración, el temblor incontrolable, la sensación de ahogo o incluso la visión momentánea de accidentes (verdadera raíz de esta fobia). Esta sintomatología puede agravarse en determinadas situaciones: cuando el conductor se incorpora a una autopista, atreviesa túneles, circula en condiciones adversas (tormenta, niebla, etc.), se encuentra en un atasco, etc.
Supera la amaxofobia con estos 5 consejos
Al igual que muchos otros trastornos fóbicos, el miedo a conducir tiene cura, pero exige una gran inversión de tiempo, constancia y sacrificio. No desistas. La recompensa final merece la pena. Para alcanzarla más rápidamente, estos tips te serán de gran utilidad.
Profundiza en la raíz del problema. ¿Has tenido alguna mala experiencia al volante?, ¿no superaste la inseguridad tras conseguir la ‘L’? Sea cual sea el origen del trastorno, debes encontrarlo y examinarlo con detenimiento, para así verlo tal y como es, no como te lo muestran tus miedos internos. Aislar las causas es, pues, un paso fundamental hacia el éxito.
Encuentra tu momento. Lo mismo que existen determinadas situaciones que espolean esta fobia, también encontraremos un buen número momentos idóneos para combatirla: hacer trayectos cortos fuera de la hora punta, viajar acompañado de un amigo de confianza, etc. Lo único importante es mantenerse relajado y sentirse seguro durante toda la experiencia.
Mantén una actitud positiva. Uno de los síntomas característicos del amaxófobo es la negatividad. Ponerse en todo momento en la peor de las eventualidades, viéndose embestido por ese coche, arrollado por esa furgoneta o sorprendido por aquella moto. «Algo va a pasar, y me va a pasar a mí», este es el pensamiento que martiriza constantemente al conductor. Para contrarrestarlo, es conveniente que revalorices tus habilidades al volante y observes el acto de conducir desde otra perspectiva, considerando la autonomía e independencia que te ofrece y restando importancia a sus peligros.
Fuera distracciones. El ‘smartphone’, la radio y otros dispositivos electrónicos son una amenaza para nuestra concentración, por lo que es recomendable prescindir de todos ellos. Asimismo cierra las ventanillas y no prestes atención a los anuncios publicitarios para optimizar tu atención en carretera. De lo contrario, serás más vulnerable al trastorno.
Acude a un especialista. Si eres incapaz de reducir la sensación de angustia y la falta de control por ti mismo, probablemente necesites la atención de un especialista. En la actualidad numerosas autoescuelas cuentan con psicólogos especializados en este dolencia, por lo que no dudes en consultarles. También existen cursos específicos de relajación que te serán de gran ayuda.
Desde 1985 el número de amaxófobos se ha incrementado en nuestras carreteras, y hoy superan los 15 mil casos, de acuerdo a las estimaciones, lo que supone una grave amenaza para la seguridad vial. Desde luego, otra razón de peso para afrontar este problema cuanto antes, en lugar de seguir dándole la espalda. ¿Y tú, qué opinas de este trastorno?, ¿lo padeces o conoces a alguien que lo padezca? ¡Comparte tus experiencias con nosotros!